La ventana del desengaño

lunes, 6 de diciembre de 2010

Un instante

Paseaba a cierta distancia de mi, con esa forma de andar que verdaderamente se aprecia cuando lo da la amplitud de la estancia y sobre todo la ausencia de prisa, con el folleto ilustrativo que dan a la entrada de los museos rozando tus labios, con un aire pensativo e intelectual, me senté por el cansancio de la cola en esos puff rectangulares que ponen en el medio de todas las salas para admirar las obras desde una perspectiva más adecuada y reflexionar sobre lo que se está viendo, tu tenías tantas ganas de ver la exposición que te aventuraste, dejándome a mi de actor secundario, yo aproveche para observarte, desde esa pequeña distancia vi tu áurea, esa que te acompaña a todas partes y que es la que me embauca, tu mirabas las obras y yo me limitaba a ver la obra, esa obra eras tu, por cada paso que dabas yo recordaba una escena de nuestros momentos juntos, por cada movimiento que hacías me llegaba un olor tuyo, me gustaba cuando me señalabas una cosa que te llamaba la atención de un cuadro y me sonreías, yo te sonreía pero no por el comentario, yo apenas te oía, te asentía por que lo que yo veía de verdad era un cuadro de una belleza y volumen de lo más proporcionado, de unas pinceladas que me embargaban, tu seguías paseando ajena a mi momento agradable, paseabas ingenua a mis pensamientos, tantas veces juntos tantas veces tan cerca y ahora estoy viendo algo que pasaba desapercibido para mi , y sonrío sólo, mientras mis ojos te acompañan en cada parada que haces, solo estas tú entre las cientos de personas que pueblan la gran galería, sigues indicándome detalles desde tu distancia y yo asiento de nuevo con una sonrisa de felicidad de lo afortunado que me siento de ocupar el lugar que ocupo para ti, ya cansada de verlo sola me invitas a levantarme, yo como un imán me incorporo colocándome la arruga del pantalón, y despaldas a tí te abrazo pasando mi mano por tu brazo y tu sin darte cuenta de lo que he experimentado me haces participe de tu entusiasmo por unos brotes de óleo que forman un verdadero mosaico de luz y colorido, que se refleja en tus ojos y me regalas a mi con tu dulce sonrisa.

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