La ventana del desengaño

martes, 18 de enero de 2011

Cinema Paradiso





Cuando una película la ven dos niños de seis y cuatro años respectivamente sin pestañear, sacando de ella conclusiones y valoraciones, preguntando el por qué de muchas de las escenas, cuando el padre de esos niños se emociona y sus hijos lo notan y le abrazan y preguntan por que lloras papá es por que la película es de una intensidad brutal, una elegancia eminente, una ternura honda, una exquisitez sin igual. Una película que cuando salió me pilló con veinti pocos años, y no se ven como cuando uno se acerca a los cuarenta donde casi se mastican las emociones, donde además hay una predisposición a sentirla, a vibrarla y de que manera. El viernes la regalaba un periódico de tirada nacional y no dejé pasar la oportunidad, si fuera Ministro de Educación la mandaría obligatoria en los colegios, es una gran apología hacia el séptimo arte, a la amistad, un gran reflejo de la sociedad italiana de la época que no dista mucho de la nuestra, preciosa, excelente, magnifica, maravillosa, divina, perfecta, primorosa, exquisita, deliciosa, encantadora. Que puedo decir la Ennio Morricone que la adereza haciéndola si cabe mucho mas grande, donde hace un nudo en el estomago, donde sujeta las lágrimas hasta el límite aquí dejamos un regalo para complacencia.

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